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¿Por qué es importante medir el nivel de ruido en el trabajo?

14.06.2025

En muchos entornos laborales, el ruido es parte del día a día. Lo escuchamos en máquinas, herramientas eléctricas

La importancia de medir el ruido laboral

El principal motivo para medir el ruido en el trabajo es prevenir daños auditivos irreversibles, especialmente la pérdida auditiva inducida por ruido (Hipoacusia). Esta condición se desarrolla lentamente, sin dolor, y muchas veces sin que el trabajador se dé cuenta hasta que ya es demasiado tarde.

¿Qué es la sonometría y cuándo se debe aplicar?

La sonometría es la medición puntual del nivel de presión sonora en un área específica del lugar de trabajo, en un momento determinado. Se realiza utilizando un sonómetro, un instrumento que mide el sonido ambiente expresado en decibelios [dB(A)].

En resumen, la sonometría evalúa el ruido del área, pero no es tan representativa cuando el personal realiza actividades en otras áreas. Por lo tanto, es el primer paso lógico antes de decidir si se necesita una evaluación más profunda.

¿Qué es la dosimetría y cuándo se debe aplicar?

La dosimetría, en cambio, mide la exposición al ruido que tiene un trabajador específico durante toda su jornada laboral. Para ello se utiliza un dosímetro, un pequeño dispositivo que se coloca cerca del oído del trabajador y que registra continuamente los niveles de ruido a lo largo del día.

En pocas palabras, la dosimetría es una herramienta más precisa y personalizada, ya que evalúa la exposición real de un trabajador, considerando sus movimientos, tiempos y tareas específicas.

¿Qué puede pasar si no se aplican estas mediciones?

Desde el punto de vista de la salud, la consecuencia más grave es la Hipoacusia, una condición que afecta no solo la capacidad para comunicarse, sino también la calidad de vida. Además, el ruido constante puede provocar otros efectos físicos y psicológicos, como fatiga crónica, dolores de cabeza, trastornos del sueño y estrés. También puede aumentar el riesgo de accidentes laborales, especialmente en entornos donde es fundamental escuchar señales, alarmas o instrucciones.

Para la empresa, no medir ni controlar el ruido puede derivar en multas, sanciones legales, reclamos por enfermedades ocupacionales, aumento del ausentismo, pérdida de talento humano y un deterioro de la imagen institucional. Además, a largo plazo, es mucho más costoso reparar los daños que prevenirlos desde el inicio.